Bueno, ya hemos bautizado al niño. Hace apenas dos horas que terminamos el segundo concierto de presentación de Amor en prelavado y como me he bebido no se cuantas cocacolas con toda su cafeína, como los hombres, pues nada, quería aprovechar para dar las gracias (sin dar nombres, que aunque estoy desvelado son las 5 de la mañana y seguro que se me olvida gente) a todos los que de una manera u otra habeis heho posible estas dos noches maravillosas. A la gente que ayudó con la promo del disco, a los que estuvisteis arriba en el escenario acompañándome y a los que estuvisteis abajo cantando con nosotros, especialmente a los que repetisteis las dos noches. A la gente de Itaca y de Pasaje 30 por haberlo hecho posible y sobre todo a Juan Ignacio y José Rubén por vuestro tiempo, dedicación, talento, cariño, bla, bla, bla... (a estos si los nombro, son la banda) En cuanto a mis impresiones, que puedo decir, el de ayer fue un concierto acústico en el que estrenábamos formato, escenografía y dos temas nuevos escritos justo el día de antes. Los nervios me comían más que nunca, pero al final noche mágica con momentos en los que me emocioné lo mío. El de hoy en el Pasaje ha empezado con ciertas dificultades ya que por un problema técnico con la mesa de sonido el concierto ha empezado como dos horas y pico mas tarde (la 1:15 am aproximadamente) y las voces no se oían todo lo bien que nos hubiera gustado pero la cosa salió bien. Hemos dado rienda suelta a nuestra vena rockera, que siempre rejuvenece un poco y la respuesta de la gente ha sido excelente, aguantasteis como unos campeones. Tambien hemos estrenado dos temas y nos han salido un par de ofertas para tocar este verano, que nunca vienen mal.
Bueno, y creo que me voy a dormir que ya es hora. Buenas noches... o días, según se mire.
